Segundo Clon y Glorika Adrowicz
La lluvia cesó, y las lunas se cruzaron en el cielo. El frente nuboso continuó su avance hacia el norte, y quizá se detendría en Gargüid, imposibilitada su progresión por las enormes cadenas montañosas del Aitan-Bâz. El campamento embarrado aparecía casi desierto, y los centinelas, agotados por el frío y la falta de sueño, esperaban que el relevo aliviara su tensión.
–Pero, ¿dónde está?
En la tienda del Capitán Carg se estaba celebrando una reunión de urgencia que mantenía en vilo a varios seres pertenecientes a varias naciones y pueblos. La que había formulado la pregunta era una Orondina que trataba de mantener un aplomo que todos fingían, cada uno por sus propias razones. La pregunta, en aquellos momentos, no tenía contestación, y esa era la razón por la que nadie tomó la iniciativa durante algunos segundos.
–Posiblemente sólo esté reflexionando cerca de su hogar –alegó Teqüe, aunque esa explicación constituía en sí un gran peligro que no merecía la pena hacer explícito. Sigue leyendo