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No puedes regresar;
lo que dejaste atrás también siguió su curso
de imperio o de vencido.
Las imágenes divinas en las charcas
son cadáveres putrefactos,
pero en la fragua se forjó nueva vida,
y ven cosas distintas
las dos caras de Jano.
No puedes regresar…
aunque no estás intacto:
asoman mil heridas
y hay otras mil ocultas.
No todo es matemático
–humanamente–,
y el impulso del llanto
es formidable.
No puedes regresar,
y perdiste la fuerza para el festejo
del eterno retorno.
¡Azar, Azar!
Una nueva bombilla en el espejo.